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Seguimos nuestro viaje visitando las tierras de Aragón; en esta ocasión viajaremos hasta el Bajo Aragón, Caspe y Matarraña, así como llegar a Lérida en la catalana comarca de Segriá.
Para comenzar, vamos a ver el recorrido que vamos a disfrutar en esta ocasión.
Seguimos nuestra ruta por Aragón, y poco a poco nos aceramos al Pirineo… seguiremos deleitándonos con construcciones románicas, paisajes de contraste y verdaderas joyas en cada uno de los rincones de nuestra próxima etapa.
Valderrobres
Partimos del maravilloso pueblo de Valderrobres, catalogado como uno de los Pueblos más bonitos de España, el título le viene como anillo al dedo.
El pueblo está dividido por el río Matarraña, que da nombre a la comarca en la que se encuentra, y tiene la culpa de dar una de las estampas más bonitas que nos regala la localidad: el río Matarraña, el puente de piedra y el portal de San Roque, que nos da acceso a la preciosa plaza de España, de estilo medieval y en la que podremos disfrutar del edificio que alberga el Ayuntamiento, terminado en 1599. En Valderrobres cabe destacar tanto la Iglesia de Santa María la Mayor de Valderrobres así como el castillo, no obstante, no podéis abandonar el pueblo sin visitar sus estrechas callejas, empinadas, recortadas y con casa de una arquitectura de piedra tan típica de la zona.
Como curiosidad, la visita a la iglesia se realiza presentando la entrada del castillo, así como poder visitar un pequeño museo en la oficina de turismo. La iglesia, es de un característico gótico levantino y, a pesar de haber sufrido ataques y guerras, su exterior permanece intacto. El interior, en cambio, no ha sufrido tanta suerte. Sólo podremos disfrutar de unas partes del retablo mayor, expuestas junto con una fotografía que muestra el original, y que nos ayudará a imaginar la riqueza del mismo. Es hora de dirigirnos al castillo, construcción que vigila las tierras de Valderrobres y que nos vigila desde que accedemos cruzando el Matarraña. Se trata de un castillo del siglo XII, que alcanzó su esplendor cuando el obispado de Zaragoza se convirtió en señor feudal de la tierra que ocupa. La visita al castillo nos hará percibir la importancia del mismo por sus dimensiones. Se puede visitar completamente y aunque tiene zonas reconstruidas, hay algunas, como la antigua iglesia feudal que se construyó en la parte inferior, solo conserva las tirantas y cruceros de lo que parece fue un techo abovedado. Totalmente recomendable subir a la parte superior, para disfrutar de las vistas de los alrededores.
Cretas
Abandonamos Valderrobres dirección norte hasta la localidad de Cretas, donde destacamos la bonita plaza de España, donde podemos disfrutar de la arquitectura civil y visitar también la parroquia de San Juan Bautista, donde cabe resaltar la portada de entrada a la misma.
Calaceite
Tras este alto en el camino, retomamos nuestra ruta hasta llegar, más al norte, a la bonita localidad de Calaceite. Todo su núcleo es recomendable, no podemos destacar nada especial. Pasea por la plaza de España, disfruta de la arquitectura civil de su ayuntamiento o disfruta con el estilo barroco de la iglesia de la Asunción. Todo un espectáculo para la vista, en cualquier rincón os apetecerá sentir la atmósfera del lugar.
Alcañiz
Terminada la visita a Calaceite, nos podemos rumbo a Alcañiz, conocido por el mundo del motor, pero que en este caso, nos centraremos en otro tipo de turismo. Arropado por el río Guadalope, la ciudad de Alcañiz, nos ofrece todos los servicios de una gran ciudad en un espacio reducido. Además, podremos disfrutar de su patrimonio artístico y arquitectónico. Quizá lo más destacado de Alcañiz sea su castillo, el castillo de los Calatravos, sede del actual Parador Nacional de Turismo, donde, además de hospedarnos, podemos disfrutar de unas vistas privilegiadas de la ciudad. Además, podéis visitar (solo con grupos organizados) a visitar la torre campanario, que albergó en varias ocasiones las cortes de Aragón. Si por el contrario no te apetece subir hasta el castillo -que por cierto, puedes subir en coche cómodamente- puedes disfrutar, por ejemplo, de la bonita plaza de España, con el edificio que alberga el Ayuntamiento y la bonita lonja. Podemos también disfrutar de la bonita torre campanario de las escuelas pías o, en dirección contraria, de la ex-colegiata y su portada barroca. Si queréis más información, en la plaza encontraréis la oficina de turismo y dentro de la misma, el acceso a los subterráneos medievales, que consisten en unos estrechos pasadizos que comunican varios puntos de los edificios del casco antiguo de la ciudad.
Mequinenza
Seguimos en ruta más al norte dirección Lérida. Pasaremos junto a la localidad de Mequinenza, donde podéis visitar el museo minero, el antiguo poblado y las vistas del castillo, ya que es propiedad privada y sólo podéis acceder hasta la entrada del mismo, o bien, contactad previamente con el Ayuntamiento para concertar una visita guiada.
Lérida
Nada más acercarnos a Lérida, nos llamará la atención desde el horizonte la torre de la Seu, o de la catedral vieja, situada en lo más alto del centro de la ciudad.
El acceso es muy sencillo, ya que dispone de aparcamiento, por lo que podéis aparcar y visitar tanto la La Seu Vella como el castillo de La Suda.
La Seu Vella es la antigua catedral, situada en un emplazamiento privilegiado tras la conquista de Lérida por los condes Ramón Berenguer IV de Barcelona y Ermengol VI de Urgell desde principio del siglo XIII al XV. El esplendor de su gótico fue destruido por las sucesivas guerras y revueltas que la convirtieron en cuartel y campo de concentración, mutilando sus restos artísticos.
No obstante, aún podemos visitar y disfrutar del claustro, uno de los de mayor tamaño de estilo gótico. Prestad especial atención a las tracerías de los ventanales y la variedad de capiteles
A destacar también el campanario, de planta octogonal y de sesenta metros de altura que se puede recorrer en una escalera de caracol.
En el interior del templo, destacan las capillas, que terminaron por convertirse en mausoleos de familias adineradas donde tenemos elevado número de tumbas ricamente decoradas.
Al terminar la visita, podemos continuar con el castillo de La Suda, vocablo árabe con el que se denominaba la zona amurallada, o también conocido como castillo del Rey. Los restos que encontramos son parte de una de las naves de la antigua fortaleza andalusí, y muy recomendable el acceso a la terraza superior, donde disfrutar de unas vistas inigualables.
Y hoy nos quedamos en Lérida… ¡preparaos porque en breve seguimos con nuestro viaje!