Carcassonne: la villa medieval del Aude

La ciudad de Carcassonne, situada en la región Languedoc Roussillon- Midi Pyrineés es una de las más bonitas que podemos encontrar en la región. Se trata de una ciudad de trazado medieval, fortificada y que parece esconderse tras los inmensos viñedos que la rodean. Merece la pena, sea cual sea tu destino, pasar un par de días en la ciudad, para disfrutar, no solo de la arquitectura, sino del vino y la gastronomía que nos ofrece la región.

Para orientarnos, vamos a ver el mapa de la ciudad, como es costumbre.

Como podéis ver en el mapa, la ciudad tiene dos partes muy diferenciadas para visita, en la orilla izquierda del Aude, tenemos la ciudad baja y en la orilla derecha, la ciudad medieval.

Vamos a comenzar nuestra visita por la ciudad baja.

 

 

La ciudad de Carcassonne es pequeña, por lo que podemos visitar toda la ciudad andando, así que si os parece bien, podéis aparcar en la zona centrar y desde ahí visitaremos toda la ciudad. En la zona sur de la ciudad encontramos el portal de los Jacobinos, que es el último vestigio de las cuatro puertas que permitían el acceso a la ciudad baja. Junto al portal de los Jacobinos, encontraremos la catedral de San Miguel de Carcassonne, de estilo gótico. Situada en la bastida de San Luis, tras el ataque del príncipe negro, sufrió un incendio que causó importantes daños y en su reconstrucción, se edificó añadiéndole fortificaciones: unos fosos de diez metros de ancho y una torre circular a modo de torreón militar. Si seguimos por rue Chartran, llegaremos a la plaza Carnot, una bonita y animada plaza donde podemos tomarnos un café o un helado.

Una vez hayamos tomado un respiro, podemos continuar por rue Antoine Armagnac, hasta la iglesia de Saint-Vincent. La iglesia de Saint-Vincent, de estilo gótico, tiene como elemento más llamativo un campanario con un carrillón de 47 campanas; fue gravemente dañada, como todo Carcassonne durante la revolución francesa, y reconstruida posteriormente, ya que fue utilizada como fábrica de armas.

Si avanzamos por la calle que veníamos, llegaremos a la plaza André Chénier, donde podremos disfrutar de parte del Canal du Midi que trascurre por la ciudad. En esta zona encontraréis restaurantes con terrazas en el canal donde podréis disfrutar de la impresionante gastronomía de la zona. Con esto podríamos dar por finalizada la visita a la ciudad baja.

Procedemos ahora a visitar la ciudad medieval o ciudad alta.

La ciudad alta la constituye el recinto amurallado, situado sobre una colina que vigila tanto el río como los viñedos.Fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1997 y razones no faltan para ello.  La ciudad está protegida por un doble recinto amurallado: una muralla interior del siglo II y una más moderna del reinado de Felipe III, que le ayudaron a superar asedios y ataques.  Las murallas de la ciudad disponen de cuatro puertas, una hacia cada punto cardinal y de las que destacamos la puerta del Aude, que da al río, y que consiste en un complejo sistema defensivo con un enorme matacán y diversos arcos que esconden puertas y huecos que en verdad son sólo la sensación de una posible puerta. Ya dentro de la ciudad podemos disfrutar de la basílica de Saint-Nazaire , una antigua iglesia románica ampliada con estilo gótico.

Especialmente relevantes las vidrieras. Si tenéis un poco de suerte, incluso podéis disfrutar de un concierto de órgano. Podemos visitar además el impresionante castillo condal, adosado a la muralla y construido en el periodo románico y la entrada al actual castillo se realiza por el patio rectangular, rodeado de edificio de los siglos XII y XVIII. El castillo es más impresionante por fuera que en el interior, por lo que si vais justos de tiempo, no os importe verlo desde fuera.

Este ha sido nuestro viaje por Carcassonne; ¡no dudéis en compartir y comentar más abajo!

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