Descubriendo Aragón(II): de Teruel a Morella

Seguimos descubriendo las maravillosas tierras de Aragón, en esta segunda entrega visitaremos las comarcas de Gúdar-Javalambre, Maestrazgo, Bajo Aragón y Matarraña así como la valenciana comarca de Los Puertos de Morella.

Como de costumbre, en el siguiente mapa, veremos el recorrido de esta segunda entrega de viaje por las carreteras aragonesas.

 

 

Siguiendo nuestro viaje por tierras aragonesas, abandonamos Teruel para adentrarnos en la localidad de Sarrión, un tranquilo pueblo a la orilla de la A-23 donde podremos visitar, la iglesias parroquial de San Pedro y San Pablo, una bonita pero sencilla iglesia, donde destacar su interior, con techos y paredes ricamente decorados, así como en el exterior, su bonita portada.  También podemos aprovechar para visitar su centro de interpretación de la Guerra Civil o la puerta de Teruel, parte de la antigua fortificación de la villa.

 

 

Entrada a la excolegiata y arco de acceso a la plaza de la Villa

 

Nos desviaremos ahora camino de uno de los denominados Pueblos Más Bonitos de España: Mora de Rubielos. En este precioso pueblo destacamos varios puntos a visitar, entre ellos su impresionantes castillo, su iglesia ex-colegiata y las torres de Mora de Rubielos. Lo más recomendable sería dejar en el coche en cualquiera de los aparcamientos habilitados para ello y subir a la zona de las torres, donde tendremos una magnífica panorámica del resto del pueblo. Estas torres son el resto del recinto amurallado construido tras la reconquista de las tierras a manos del rey Alfonso II. Existen otros restos repartidos por la localidad, como varias puertas de acceso al centro de la villa. Desde aquí iniciaremos el descenso por el calvario hasta la Plaza de la Villa, donde disfrutaremos de la arquitectura de la zona, de esa piedra de color tan característico de la comarca y donde se sitúa en edificio que alberga el ayuntamiento. Más adelante podremos visitar la iglesia ex-colegiata, enclavada en una bonita plaza. Merece la pena una visita por el exterior, y observar el impresionante desnivel sobre el que está construida. Sed especialmente cuidadosos a la hora de planear el viaje, ya que el horario de la iglesia es muy reducido es muy fácil abandonar el pueblo sin poder visitarla. De todas maneras, una de las partes más interesantes de la iglesia, es la portada de la entrada meridional, gracias a su dimensión y al abocinamiento de sus nueve arquivoltas. Si habéis terminado la visita a la iglesia es hora de comenzar el ascenso al castillo, que es bastante cómodo. La visita está muy bien organizada, numerada y con interesantes explicaciones en todo momento, aunque no está del todo rehabilitado, ya que hay una zona de la parte superior no visitable, el resto es totalmente accesible. Os recomiendo encarecidamente visitar todas las estancias, en especial las del nivel más bajo, donde podréis sentir la vertiginosa caída de temperaturas, así como disfrutar del bonito patio decorado con arcos apuntados en doble galería.

Al abandonar Mora de Rubielos, nos dirigiremos a Rubielos de Mora, pueblo vecino y que juntos parecen formar un juego de palabras.

 

 

Llegamos a este bonito pueblo,  y entraremos por la puertas de San Antonio o del Carmen, resto de la muralla del siglo XIII y llegaremos a la bonita plaza del ayuntamiento. Sin duda debemos dirigirnos a la Excolegiata de Santa María la Mayor, para disfrutar de su interior y de las vistas desde lo más alto de la torre así como de su precioso retablo en la capilla del Salvador del que se poseen algunas partes, y que por su inmenso colorido lo convierten en algo imprescindible en la visita. También podemos visitar un pequeño museo en la entrada al templo.

 

 

 

El altar mayor es de estilo neoclásico, sin ningún valor reseñable, ya que se destruyó durante la Guerra Civil y se reconstruyó siguiendo dicho estilo. ¡Pero no abandones aún el pueblecito! Te recomiendo darte un paseo por sus preciosas calles, que hacen de este uno de los pueblos con encanto.

Seguimos con nuestro viaje para adentrarnos en la comarca del Maestrazgo para visitar la impresionante localidad de Cantavieja (tercer pueblo que también pertenece a la red de los Pueblso más bonitos de España). Os recomiendo dejar el coche en la plaza de España y disfrutar de un paseo por las callejas de la localidad.

Sin duda debemos dirigirnos a la plaza e Cristo Rey, donde podremos ver el edificio del ayuntamiento así como la iglesia de la Asunción. Cabe destaca su majestuosidad, a pesar del daño sufrido en la guerra, y por encima de todo, su campanario, en cuya base se sitúa un pasaje de paso a su través . Al final de la calle, encontraremos el lugar donde se encontraba el castillo templario, quedando actualmente en estado de ruina progresiva. Siguiendo por la calle de San Miguel, encontraremos la iglesia homónima, donde destacaremos la portada de la misma.

 

 

Si queréis unas buenas panorámicas del paisaje, podéis acercaros a la Plaza Aula antes de abandonar el pueblo. Muy recomendable para poder visitar todos los puntos de interés de Cantavieja, son las visitas guiadas que podéis contratar en la oficina de turismo de la localidad situada en la calle Mayor.

Como curiosidad, os aconsejo en vuestra salida de la localidad por la carretera A-226 contemplar la vista desde abajo, os daréis cuenta que muchas casas se encuentran en un cortado que seguro servía como frente defensivo.

Seguimos nuestra ruta hacia el bonito pueblo de Mirambel, medalla de oro Europa Nostra por el proyecto de restauración y ordenación del conjunto urbano en el año 1983 al reconocimiento por la impresionante labor de restauración. Pronto os daréis cuenta de la importancia que tenía esa localidad en el pasado: sus impresionantes murallas, su castillo, palacios, convento… y en conjunto todo su caso urbano, merecen la pena y disfrutar del tiempo invertido en recorrerlos.

 

Podremos empezar la visita por la iglesia parroquial de Santa Margarita, resultado de varias resconstrucciones por los daños pasados por el tiempo y sucesivos incendios y agresiones, destacando sobre todo la esbelta torre. Además, aunque son privados, podréis disfrutar de la majestuosidad de los palacios renacentistas de casa Aliaga y casa Castellot con las típicas entradas de medio punto  del renacimiento aragonés y las amplias ventanas adinteladas de la planta más noble. Pero es sin duda, el convento de las agustinas ermitañas, el que alberga la imagen más típica de Mirambel.

 

 

Se trata de unas celosías de madera que recubren los balcones de la construcciones, de excelente talla, y que servían para preservar la intimidad de sus moradoras. Estos son quizás los puntos más destacados, sin embargo, pasear por sus calles, y disfrutar de la arquitectura renacentista aragonesa en casa casa o construcción es una delicia, y tendrás que olvidarte de mirar el reloj, puesto que es un pueblo que verdaderamente cautiva.

Por último, y no menos importante, seguiremos nuestro camino para abandonar momentáneamente Aragón y saltar a la Comunidad Valenciana, para visitar la impresionante Morella.

Edificada en un monte, desde lo lejos da una imagen de fortaleza inexpugnable, por su situación sus murallas y lo impresionante de su castillo. Pronto descubres, que no es una ciudad plana en la que pasear tranquilamente, sino que las calles empinadas y las escaleras son una tónica en su urbanismo, lo cual no está reñido para nada en disfrutar de los preciosos rincones que nos ofrece.

Si visitáis Morella en coche, aseguraos de dejarlo en el aparcamiento más cercano a vuestro hotel o alojamiento, ya que el centro está restringido para vehículo nos residentes y la circulación, además, no es fácil por el trazado de las calles.

 

Nada más llegar a Morella hay dos construcciones que os llamarán la atención, por una lado el acueducto, si bien data del 1338, sus arcos son igual de llamativos, y en segundo lugar la puerta de San Miguel, antigua entrada de la ciudad por la muralla, flanqueada por dos robustas torres defensivas. Una vez en el interior del recinto amurallado, os recomiendo encarecidamente pasear por la principal calle comercial del pueblo, carrer Sant Julià, cuyas aceras están construidas bajo las galerías de los edificios, todos porticados, e incluso con artesonados ricamente coloreados.

 

 

Si seguimos esta calle, llegaremos al acceso del principal reclamo turístico de la localidad, el castillo, situado sobre la muela o mola como se le conoce en la localidad. El castillo en cuestión ha sufrido diversas modificaciones y ampliaciones a la vez que las diferentes civilizaciones y reyes han conquistado la tierra: se han encontrado restos desde el Neolítico, a las edades de Bronce y de hierro, pasando por íberos, romanos, visigodos, árabes y finalmente los diferentes reyes cristianos, estando presente en varias de las hazañas más importantes de la época en la que se vieron involucrados el Cid, Jaime I, el papa Luna o el príncipe de Viana entre otros y a lo largo de la historia. En el castillo, aún en un importante proceso de recuperación, podremos encontrar desde cárceles a zonas más nobles, un museo con material encontrado que narra la evolución del castillo desde su máximo esplendor hasta su abandono. !Es una visita que no se debe obviar por nada del mundo¡ A la entrada del conjunto del castillo, podréis encontrar también los restos de un antiguo convento, aún en reconstrucción, pero podréis disfrutar del bonito claustro y su jardín.

 

Ya a la salida de la visita, podréis disfrutar de la iglesia de Santa María la Mayor, donde cabe destacar, más que su altar barroco, la entrada a la misma, con arcos ricamente decorados y abocinados con sus arquivoltas, que recientemente se ha descubierto que estaban decorados con policromía y que se está intentando recuperar.  Todo esto hace que Morella pertenezca también a los Pueblos más bonitos de España. Un punto a destacar en Morella, es la gastronomía, a medio camino entre la meseta y el mar, podréis encontrar productor tan extraordinarios como la miel o su preciada cecina.

Cabe destacar, que en la zona tanto del Maestrazgo como en la comarca de Morella, existe un queso muy desconocido, como es el queso de Tronchón, originario de la localidad del mismo nombre, del que ya se tenían referencias en el universal Don Quijote de Miguel de Cervantes. ¡No olvidéis probarlo!

 

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