De Irati a Montejo: 10 bosques para disfrutar de los colores del otoño

Selva de IratiHayedo de MontejoCastañar de El Tiemblo. Naturaleza. Árboles. Y color, mucho color. Llega el otoño y estos parajes naturales de excepción resplandecen con un manto de hojas amarillas, rojas y verdes que cortan la respiración. ¿Quieres conocer 10 de los mejores bosques para pasear en otoño? ¡Sigue leyendo!

Dicen que el otoño crea tristeza y melancolía. Se acaba el verano, decimos adiós a la playa y a las bermudas. La noche le come terreno al día. Sacamos el abrigo de lo más profundo del armario. ¿Cómo podemos combatir estas sensaciones? Con diversión, con naturaleza y con color. Qué mejor plan para salir de la triste (o no tan triste) rutina que escaparnos un fin de semana a una bonita casa rural y disfrutar de un paseo por uno de los mejores bosques de España cuando más luz emanan.

El culmen otoñal es variable en cada bosque, en función de la especie de árbol que contenga, de la latitud en que se ubica y del comportamiento de la climatología. Pero podemos elegir noviembre como, en términos generales, el mes propicio para empaparnos de la belleza de los muchos bosques que pueblan la península ibérica. No es fácil definir el top-10 de los mejores bosques, y seguro que nos dejamos muchos fuera. Pero te aseguramos que el viaje que te proponemos no te defraudaría en absoluto.

Hayedos, castaños, robles, avellanos, cerezos… Cada árbol muestra un comportamiento y luce distinto en las fotografías otoñales. Nada como descubrir los matices de cada especie cuando quedan sus ramas peladas, caen los frutos y se amontonan las hojas creando un mar de color. Un mar que desemboca en un río, que no al revés. Ríos o lagos de verdad donde se reflejan los árboles y se multiplica la espectacularidad. ¿Te vienes a los mejores bosques para disfrutar de los colores del otoño?

Si te gustan los colores del otoño, seguro que te entusiasma la contemplación de estrellas. Dónde ver las estrellas con los cielos más nítidos de España

Para coloridos, el precioso paisaje rojizo y verdoso de Las Médulas. Las Médulas: una visita de oro al gran cañón de El Bierzo.

La Selva de Irati es el segundo bosque de hayas y abetos más extenso de Europa, después de la Selva Negra en Alemania. Son casi 17.000 hectáreas en perfecto estado de conservación situadas en la frontera con Francia, en pleno pirineo navarro y entre los valles de Salazar y Aezkoa. Ninguna época del año es desdeñable en la visita a semejante escenario, repleto de árboles, montañas, prados, ríos, embalses, animales, historia e incluso mitología. Pero otoño es propicio para obtener las mejores instantáneas.

Acabado el verano empiezan a emanar esos tonos dorados, ocres y verdes que tanta belleza otorgan a espacios como las reservas naturales de Mendilatz y Tristuibartea. El reflejo de las hayas en las tranquilas aguas del embalse de Irabia provocan toda una explosión de color. Podremos asistir al espectáculo de la berrea que, durante los primeros compases del otoño, impregna la acústica del bosque, y descubrir cada rincón a través de los 16 senderos habilitados. Benditos los 5 € que paga cada coche por penetrar en el parque, si es para mantener semejante maravilla.

Encontraremos dólmenes de hace 5.000 años, ascenderemos a miradores con perspectivas de 360 grados y podremos hasta practicar deportes como bicicleta de montaña, barranquismo o piraguismo. Y, si no, como decía Ernest Hemingway, sencillamente hay que “perderse en el bosque” esperando a que Basajaun, el rey mitológico del lugar, venga a saludarnos. Después podremos visitar el fascinante pueblo de Ochagavía, puerta de entrada al paraje, o incluso dirigirnos a Roncesvalles allá en la frontera, donde comienza el Camino de Santiago.

Si te quieres hacer una excursión por estos preciosos bosques, aqui te dejamos una selección de los más alojamientos rurales más auténticos  dónde alojarte en La Selva de Irati

Castañar de El Tiemblo (Ávila)

Los 80 kms que separan la capital de España de la localidad abulense de El Tiemblo no son impedimento para que los madrileños acudan en masa al castañar más notable del país. No sin razón. Es un destino perfecto para respirar aire puro y disfrutar de la naturaleza, de gran belleza tanto en primavera como en otoño. En marzo florecen los castaños y los colores son magníficos. Pero entre octubre y noviembre alcanzan el cenit cuando el fruto está maduro y caen los curiosos erizos que protegen a las castañas.

Los tonos ocres y naranjas del otoño, los mares de hojas caídas y castañas liberadas, nos regalan una magnífica perspectiva a lo largo de 4 kms de senda circular. Encontraremos en nuestro camino el pequeño refugio de Majalvilla, como extraído del cuento de Caperucita Roja y los Tres Cerditos. De camino hacia un pequeño río nos topamos con El Abuelo, un castaño centenario con un enorme hueco. Con suerte y si hay poca gente, podemos encontrar con algún cervatillo comiendo castañas. Recuerda que, para preservar la fauna, está prohibida la recolección de estos frutos.

Durante los fines de semana de otoño tendrás que llegar muy pronto para poder ascender al paraje, dada la limitación de espacios, y deberás abonar una tasa (6 € por coche y 2 por persona). Este hecho junto con el regular estado de la pista forestal que conecta El Tiemblo con el castañar, puede despertar dudas en los más perezosos. Pero creedme: merece la pena visitar esta joya natural. Además, podéis aprovechar para visitar en los alrededores los célebres Toros de Guisando, un conjunto escultórico vetón de entre los siglos IV y III a.C.

Hayedo de Montejo (Madrid)

La declaración de Sitio de Interés Nacional, Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, son avales de sobra para considerar al Hayedo de Montejo como joya de la Sierra Norte de Madrid. Se compone de 250 hectáreas y se ubica en una ladera en umbría que, junto a la conservación de las masas de aire húmedo que chocan contra la Sierra del Rincón, proporciona la humedad necesaria para que esta especie se desarrolle en plenitud. Este fenómeno permite que en el mismo centro de España encontremos uno de los hayedos más meridionales de toda Europa.

La única forma de visitar el Hayedo de Montejo es a través de las visitas guiadas gratuitas que gestiona el centro de recursos de la Sierra del Rincón. Se habilita un sendero único del que está prohibido salirse para favorecer la conservación de las hayas más jóvenes, pero será más que suficiente para maravillarnos con el ocre característico de estos árboles, algunos de más de 20 metros de altura y con 250 años de edad, además de encontrar ejemplares de rebollos, acebos y abedules, entre otros.

Las restricciones inciden también en la extrema limitación de plazas diarias para la visita, repartiéndose la mitad de forma presencial y el otro 50% a través de la web. Si te diriges a esta parte del norte de Madrid no puedes dejar de ver sus bonitos y pequeños pueblos, donde encontramos esa tranquilidad que en la capital está en peligro de extinción. En especial Prádena del Rincón, donde podemos encontrar numerosas casas de piedra tradicionales, con pequeños patios, muros de mampostería, armazón de madera y tejados de teja árabe.

¿Te apuntas a una excursión? Pues aquí tienes nuestra selección de alojamientos en la Sierra Norte de Madrid para montar tu cuartel general de exploraciones.

Dehesa del Moncayo (Zaragoza)

El Parque Natural de la Dehesa del Moncayo es un espacio natural protegido de 1.388 hectáreas con especies propias de ambientes húmedos en su cara norte y monte mediterráneo en su cara, mucho más seca. Su enorme biodiversidad convierten en único a un espacio donde alucinaremos con paisajes espectaculares, salpicados de barrancos y valles, ríos, montañas y circos glaciares. Sí o sí, hay que hacer una ruta entre las hayas situadas a más de mil metros de altitud en la época que rezuman amarillo y que las hojas se amontonan en el suelo para que nos demos un auténtico baño de naturaleza.

Ten en cuenta que el Moncayo con sus 2314 metros es la cumbre del Sistema Ibérico y sus célebres aires pueden jugar malas pasadas durante las estaciones menos calurosas. Al otro lado de la montaña, saliendo de la provincia de Zaragoza y penetrando en la de Soria, podemos darnos una vuelta por el precioso pueblo de Ágreda, con esas calles están salpicadas de templos y conventos del XVII, construcciones populares y casas solariegas.

Si te animas a escaparte, aquí tienes una selección de casasas rurales en Alcalá del Moncayo , Aranda del Moncayo y Vera del Moncayo que esperamos os encanten

Hayedo de Otzarreta (Vizcaya)

El recogido Hayedo de Otzarreta se encuentra en el Parque Natural de Gorbea, dentro de su vertiente vizcaína. Al contrario de los grandes bosques que hemos recogido en este artículo, Otzarreta destaca por sus reducidas dimensiones: apenas un centenar de hayas y algunos ejemplares de roble. Pero también por el halo misterioso que desprende: las nieblas habituales de la primera hora de la mañana y, sobre todo, esas hayas cuyas ramas apuntan hacia el cielo en vez de extenderse horizontalmente.

Las antiguos carboneros de la zona podaron durante años las ramas para obtener leña con tal sofisticación, que sin quererlo dieron lugar a una especie, el haya trasmocha, que presenta esa característica forma de candelabro. El manto rojo otoñal junto al arroyo Zubizabala es una sensación tan indescriptible que invita a un paseo tranquilo, aunque para ello deberías evitar los fines de semana, en los que se presentan auténticas multitudes. También puedes rendir visita al próximo pueblo de Ochandiano, situado entre montes en un enclave espectacular, que tiene la bella plaza de Nagusia como centro neurálgico.

Valle del Jerte (Cáceres)

De trascendencia nacional y casi mundial, podríamos decir, son las imágenes del Valle del Jerte con el floración del cerezo en primavera. El blanco con tintes rosados que inunda los campos de esta comarca cacereña cada mes de abril tiene escaso parangón y hay peleas para tomarse una foto bonita sin que salgan multitudes alrededor. Pero lo que no es tan conocido e igualmente bonito, es el Jerte en otoño, cuando el color se torna en anaranjado.

Si recorres la carretera N-110 desde Navaconcejo hasta Tornavacas encontrarás grandes superficies de cerezos que te dejarán helado. Aprovecha para recorrer las laberínticas callejuelas de pintorescos pueblos como Jerte, Rebollar o Cabezuela del Valle. Otra opción es dirigirte a la encantadora y colindante comarca de La Vera, donde encontrarás espectaculares paisajes conformados por valles, gargantas y pequeñas villas de arquitectura tradicional.

Como sabemos que te mueres de ganas de visitarlo, aquí te dejamos una selección de alojamientos rurales en el Valle del Jerte que estamos seguro de que te encantará

Sierra de las Nieves (Málaga)

La Sierra de las Nieves, catalogada como Reserva Mundial de la Biosfera, es un parque natural situado en el occidente de la provincia de Málaga que destaca por su escarpado perfil, repleto de barrancos. Sus más de 20.000 hectáreas presentan bosques de diversas especies que en otoño nos presentan una paleta de colores interminable. Si a esto le sumamos la posibilidad de acercarnos a Ronda para ver uno de los más pintorescos pueblos blancos y esa tamaña obra de ingeniería que es el Puente Nuevo, el combo es excelso.

En nuestra visita otoñal podemos contemplar el rojizo de los arces que habitan en la zona alta, en el Quejigal de Tolox a una altitud entre 1650 y 1750 metros. Más abajo encontramos los alcornoques, encinas, pinos y pinsapos luciendo sus distintas tonalidades de verde, sin olvidarnos de los castaños, que llenan los caminos con su peculiar tono anaranjado. 

Bosque de Muniellos (Asturias)

El Bosque de Muniellos es el mayor robledal de España y uno de los mejores conservados de Europa, superviviente de los colosales bosques cántabros y astures de la antigüedad. Ubicado dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, también está catalogado como Reserva Mundial de la Biosfera. Los robles centenarios de hasta seis metros de diámetro sobresalen en un paraje donde conviven diferentes especies como hayas, abedules, acebos y tejos. En otoño apreciamos un amarillo esplendoroso mientras podemos apreciar numerosos ejemplares de setas y hongos.

Una senda circular de 20 kilómetros atraviesa el bosque de Muniellos para la satisfacción de los escasos 20 afortunados que pueden entrar por día, y cuya reserva se ha de cursar a través de la web oficial del Gobierno de Asturias. Quien obtenga semejante privilegio ya puede desempolvar las botas, prepararse para el frío y las lluvias habituales fuera de la época estival y disponerse a trazar un recorrido mágico por el hábitat natural de animales tan variopintos como osos pardos, lobos, zorros y ardillas, de los que es más fácil ver sus huellas que a ellos en carne y hueso.

La Devesa de Rogueira en O Courel (Lugo)

Ubicada en la caída del pico Formigueiros hacia la aldea de Moreda, sobre fuertes pendientes que acumulan alrededor de 700 metros de desnivel, la Devesa es un paradigma de la biodiversidad que caracteriza a los bosques atlánticos gallegos. En estas 400 hectáreas de bosque encontramos desde los tejos y las hayas de la parte superior, hasta abedules, avellanos y castaños en las laderas que se mezclan con un sinfín de caducifolias.

Esta diversidad de especias propician colores variables durante el otoño, tanto en las laderas como en los prados de montaña. Los propietarios de todo este patrimonio natural son los vecinos de la comunidad de montes de Rogueira y Cabana, que hicieron siempre un aprovechamiento tradicional del bosque y de los prados próximos para leñas, pastos y castañas. Esta magnífica conservación ha permitido a la Devesa convertirse en el primer bosque español en obtener la certificación de servicios ecosistémicos.

Hay que subir al mirador de Polín, a 1371 metros de altitud, desde donde se puede disfrutar de una fabulosa panorámica de la Serra do Courel e incluso divisar divisar los pueblos de Moreda y Parada. ¿Te interesa conocer Galicia? Te ofrecemos una lista de rutas y espacios naturales.

Ruta del Zumaque (Navarra)

Para acabar, cambiamos totalmente de tercio. De los predominantes tonos amarillos y ocres, al rojo. De las hayas a los zumaques. Lo que te proponemos ahora no es un bosque en sí mismo. Pero antes de nada te preguntarás, ¿qué es el zumaque? Es un arbusto que la localidad de Estella importó desde Oriente en pleno medievo, para emplearse en la industria de las pieles. Con el paso del tiempo ha ido ganando terreno a las especies endémicas de tal forma que, en la actualidad, podemos encontrarla repartida por las laderas que rodean este municipio navarro.

Cuando llega el otoño el rojo se hace dueño y señor de los paisajes, convirtiéndose en todo un mar en el cual podemos navegar a través de una ruta que parte de la propia localidad. Por lo demás, Estella ofrece cuantiosas atracciones para disfrutar de lo lindo durante un fin de semana. Por algo se la conoce como la Toledo del norte.  Entre sus calles de trazado medieval, arremolinadas entre riscos y el trazado sinuoso del río Ega, podremos encontrar iglesias, fortificaciones, puentes y numerosos palacios.

Así terminamos nuestro listado de 10 bosques encantadores para ver los colores del otoño. Han quedado unos cuantos en tintero: el Hayedo de la Tejera Negra en Guadalajara, Montseny en Cataluña… ¿Cuál nos recomiendas que no hayamos incluido en la relación? ¿Te hemos convencido para hacer una escapadita el próximo otoño? Si te ha gustado este post, compártelo en tus redes sociales. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *