Islas Cíes, Combarro y otras maravillas por disfrutar en las Rías Baixas

Galicia Calidade siempre. Pero si tenemos que elegir un destino ideal en la región, las Rías Baixas deben estar en nuestros pensamientos. Ya sea para una escapada de fin de semana o para una estancia vacacional, la costa de Pontevedra nos asegura playas de aguas cristalinas, islas salvajes como las Cíes, pueblos de intenso sabor galego como Combarro, castros antiguos y la mejor gastronomía con su correspondiente vino Albariño.

Una semana es ideal para conocer los principales rincones de las Rías Baixas, desde A Guarda en la frontera con Portugal hasta llegar a la ría de Muros ya en la provincia de A Coruña. Viajando por la costa encontrarás más tráfico pero también vistas espectaculares, mientras que hacia el interior podrás tomar carreteras de peaje mucho más rápidas para alcanzar tu destino.

Las escapadas relámpago de dos o tres días servirán como aperitivo. Puedes visitar las islas Cíes, los hórreos de Combarro y tal vez disfrutar de la encantadora península de O Grove. Y te marcharás con ganas de regresar para descubrir nuevos rincones y comer esas caldeiradas de pulpo tan estupendas a precios que no podrías ni soñar en otros puntos de España.

 

Ninguno de los muchos tesoros que esconde la comarca es capaz de competir en belleza y resonancia con las Cíes. Este archipiélago, junto con otras islas próximas entre las que destaca Ons, conforman el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. Un espacio natural superprotegido donde la flora y la fauna luchan por recuperar el protagonismo que la mano negra del hombre les ha  restado. 

Apenas amarra el barco tras 45 minutos de travesía desde Vigo, nuestras sensaciones se disparan al son de las cristalinas aguas azules. A pie de puerto nos encontramos con la playa de Rodas, que llegó a ser catalogada por The Guardian como la más hermosa del mundo en 2007. Su arenal de un kilómetro de longitud permite unir las pequeñas islas de Monteagudo y Montefaro. De vez en cuando, las mareas vivas se comen la playa separando temporalmente las islas y originando un espectáculo natural único.

Pero las Cíes tienen mucho más que esas divinas playas de aguas gélidas y arena ultrafina. Hasta cuatro rutas de senderismo nos permiten transitar por dunas, bosques y acantilados, con la compañía de las gaviotas y los cormoranes. Destaca el recorrido de 7 kms (ida y vuelta) hasta el faro de Montefaro, que asegura las mejores vistas panorámicas desde lo más alto de la isla de esos precipicios erosionados por el viento. 

 

¿Las islas Cíes o la isla de Ons?

 

La capitalidad turística por goleada de las Cíes oscurece otros tesoros de la misma familia. No tantos viajeros conocen la isla de Ons, situada en la boca de la Ría de Pontevedra y que se encuentra a 30 minutos en barco de Sanxenxo. Se trata de un archipiélago igualmente precioso donde, al contrario que en sus primas hermanas, existen varios núcleos de población y mayores posibilidades para comer en un restaurante o pernoctar en un alojamiento. En Cíes apenas existe un camping.

Estas pequeñas comodidades pueden llevar a confusión, porque Ons también mantiene su esencia natural. Merece la pena pasar una jornada completa y recorrer la senda de 14 kms que rodea la isla, con matices más verdes que las Cíes. Los más vagos pueden completar la Ruta del Sur (unos 6 kms), donde podremos ver hórreos y otras muestras de arquitectura popular gallega. Imprescindibles son el Buraco do Inferno, una enorme grieta que desciende hacia el mar, y el mirador de Fodorentos con sus vistas a otras islas del Parque Nacional.

 

Combarro, el pueblo de los hórreos y las brujas

 

Si las Cíes u Ons se llevan la palma en cuanto a belleza natural, la perla poblacional de las Rias Baixas es Combarro. Esta villa marinera situada a sólo 7 kms de Pontevedra encandila por sus laberínticas y estrechas calles, salpicadas de hórreos que pegan al mar y coquetas plazas presididas por cruceiros. La vista del pueblo al atardecer desde la pequeña playa es una experiencia total para nuestros sentidos.

El enorme abanico de restaurantes, muchos con terraza con vistas al mar, nos invitan a gozar de la gastronomía gallega en la mejor de las ubicaciones. También es buena oportunidad para comprar un recuerdo en alguna de las pequeñas tiendas de souvenires. O tal vez un licor casero de hierbas o café que nada tiene que ver con los industriales. Pero tened cuidado con las meigas que se refugian en cualquier rincón. Cuando menos te lo esperes, escucharás sus malévolas carcajadas.

 

Pontevedra, la piedra acogedora

 

Pontevedra es una capital de provincia del siglo XXI pero su rehabilitado centro histórico nos remite al medievo. No tiene una catedral espectacular como Santiago de Compostela o un símbolo como la Torre de Hércules de A Coruña. Pero destila encanto en cada palmo, a través de esas calles empedradas flanqueadas de soportales, interrumpidas por coquetas plazas, palpitantantes de vida y cerradas al tráfico, que a buen seguro, te enamorarán. La piedra se muestra en la ciudad, tan bien dispuesta, que en vez de fría, resulta cálida, cercana y bella.

La capital de las Rías Baixas es óptima para una visita cuando el sol está empezando a caer. Merendar en una de sus cafeterías, visitar la iglesia de la Virgen de la Peregrina, con su peculiar planta con forma de vieira. Callejear sin rumbo hasta que en algún momento lleguemos a la plaza de la Herrería y el convento de San Francisco. Para terminar en la plaza de La Leña, con sus pintorescas casas y el cruceiro en el centro. Tomar unas tapas e irte a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Un pequeño gran tesoro de ciudad galega. Y con buen sabor de boca, como no podía ser de otra forma. 

 

Petroglifos y playas de Marín

 

Marín es una ciudad dormitorio en las proximidades de Pontevedra que es conocida por su escuela naval. El verdadero encanto de este enclave son sus tres magníficas playas de arenas doradas y desbordantes de naturaleza, bañadas por tranquilas aguas de un intenso color verdoso. Portocelo, Aguete y Mogor son ideales para pasar un día de verano, normalmente sin aglomeraciones, intercalando baños con una Estrella Galicia y unas sardinas a la parrilla a la sombra del chiringuito.

Difícilmente encontrarás en Galicia un océano apto para relajarte, pues las temperaturas del agua no suelen superar los 18 o 19 grados. Pero si no eres de Spas y quieres darte un remojón a una temperatura que no te rompa las piernas, tendrás que probar en las pequeñas calas abrigadas por las rías, como las de Marín. Las playas en mar abierto, como A Lanzada, no son aptas para cobardes.

Junto a la playa de Mogor están los petroglifos homónimos, un conjunto de grabados rupestres sobre roca con más de 4.000 años de antigüedad. Todo un antecedente de la escritura por cortesía del hombre del neolítico que podemos encontrar en diferentes lugares de Galicia.

 

A Lanzada, la playa del surf

 

A Lanzada es sin duda una de las playas más emblemáticas de Galicia y desde luego de las Rias Baixas. Las olas golpean sin piedad a lo largo de los más de 2 kms de playa, para recocijo de los amantes del surf o sencillamente de aquellos que disfrutamos saltando sobre las olas. Quien exija una playa tranquila para hacer el muerto, ya puede quedarse en la arena tomando el sol. Pero que no descarte esta visita, porque se perdería un entorno fantástico mucho más allá de la propia playa.

En una punta se encuentra la preciosa ermita románica de A Lanzada (siglo XIII), abrigada por una pequeña fortaleza a través de la cual se puede descender a una isleta de rocas que garantiza un atardecer espectacular. Si nos sobra un poco de tiempo podemos desplazarnos al mirador de Monte Siradella, situado a unos pocos minutos en coche, para contemplar una bella panorámica de A Lanzada e incluso otear la isla de Ons. De paso, podemos visitar el centro de interpretación de aves.

 

El pueblo marinero de O Grove y la isla de La Toja

 

Técnicamente, el mirador de Monte Siradella ya pertenece a la península de O Grove. El pueblo que la da nombre es el estereotipo de villa marinera, con sus casas de pescadores, el puerto y esos catamaranes de esparcimiento que trasladan a los turistas a las mejilloneras para descubrir cómo se cultiva este apreciado molusco. La degustación de una bandeja de mejillones al vapor regado de buen vino pone el colofón a un trayecto por la ría más que recomendable.

Una vez estamos en O Grove hay que atravesar el puente decimonónico que lo comunica con la isla de La Toja, donde hay balnearios que aprovechan los lodos terapéuticos de las fuentes termales, y urbanizaciones privadas. Destaca la capilla de las Conchas, construida en el siglo XII pero reconocible precisamente por las conchas de vieiras que la recubren, y que compone una de las fotos típicas que todo visitante debe tener de su visita a las Rías Baixas.

Otra ruta muy recomendable en la península de O Grove se ubica en San Vicente do Mar y recibe el nombre de Pedras Negras. Se trata de un paseo marítimo de madera que discurre junto a la costa rocosa y que nos permite descubrir pequeñas calas escondidas. Al final y tras media hora de paseo, encontramos la pequeña playa de Pedras Negras, que contrariamente a su nombre es de arena blanca. Un día gris con las olas golpeando contra las rocas es ideal para completar este sendero.

 

Tómate un vino en Cambados, la capital del Albariño

 

Hablar de Galicia es hablar de buen vino. El Ribeiro y el Albariño son los vinos blancos por excelencia de la región, perfectos para acompañar a los platos de pescado, pero también para tapear. Aunque, en realidad, el albariño no es un vino sino el tipo de uva predominante en la Denominación de Origen Rías Baixas. En cualquier lugar podrás pedirte una copa de este vino fresco y suave, pero puedes aprovechar la visita a Cambados para introducirte de lleno en la enología con visita guiada a una bodega. Por ejemplo, en el pazo de Fefiñanes, o en las bodegas Martón Códax.

Cambados tiene un enraizamiento puramente gallego. No sólo por ser la cuna del principal vino de la tierra. También por sus pazos, esas antiguas casas señoriales tan literarias hoy reconvertidas en bodegas, dependencias municipales, Paradores de Turismo o incluso residencias de ancianos. Simbólico es el pazo de Ulloa, presente en la obra de Emilia Pardo Bazán. Muy recomendable es la visita a las ruinas de Santa Mariña, una antigua capilla abandonada cuyo espacio fue utilizado para habilitar un encantador cementerio.En el mismo Cambados, te proponemos una visita a las bodegas Adegas Terra Santa,  productores  y vendedores de vinos de D.O Rias Baixas y propietarios de la  Casa de enoturismo,  Casa Rural Terra Santa, rodeada de 1.000 m cuadrados de viñedos y nacida del sueño de finalizar el ciclo de degustación del vino  con un disfrute turístico de su proceso. En sus bodegas podremos ver, e incluso ayudar, en las labores de la vendimia, trasiega, embotellado y transporte del vino.

Portonovo, fusión de diversión y tranquilidad

 

 las afueras de la bulliciosa Sanxenxo e ideal para los que buscan un centro de operaciones más tranquilo, pero sin renunciar a las propuestas de ocio, se encuentra Portonovo. Esta antigua villa marinera ha sustituido los locales de antaño por bares y restaurantes en los que picar un pulpo a la gallega o una vieiras es una gozada. Su animada vida nocturna es compensada con esa lonja tradicional en la que cada mañana los pesqueros venden su mercancía.

El corto pero bello paseo que une Sanxenxo y Portonovo a través de la Punta Seame proporciona una primera impresión inmejorable. La playa de Baltar con las casas del barrio alto al fondo genera un flechazo hacia un pueblo que tiene de todo: fiesta nocturna, bares, comercios, playas pequeñas y grandes, paseo marítimo y buenas conexiones por carretera con el resto de las Rías Baixas.

 

El puerto de Baiona y el castro de Santa Tecla

 

En demasiadas ocasiones los turistas que visitan las Rias Baixas eligen como centro de operaciones la zona de Sanxenxo y se olvidan de las relevantes atracciones al sur de la comarca. Baiona es un pueblo de postal, conocido por su bahía y la fortaleza construida entre los siglos XII y XVI que ahora sirve como Parador Nacional de Turismo. Su eterna ligazón al mar viene dada por su puerto, la réplica de la carabela La Pinta que empleó Cristóbal Colón en su descubrimiento de América y el museo de la Navegación.

Puede ser un buen plan dedicar una mañana a Baiona y la tarde al coloreado pueblo de A Guarda y su Castro del Monte de Santa Tecla (o Santa Tegra). Es uno de los poblados mejor conservados de la edad de bronce y destaca por el recinto amurallado, las típicas casas circulares y su enclave estratégico, entre la desembocadura del río Miño y el océano Atlántico. Podremos darnos un chapuzón en la preciosa playa de O Muiño, justo en la desembocadura, e incluso tomar un ferry que nos lleve a Portugal en la otra vertiente del río.

 

Molinos del Río Barosa, naturaleza pura

 

Ante la dictadura de la costa, debemos rescatar en nuestro recorrido por las Rías Baixas algún lugar de interior. Encontramos una combinación perfecta de arquitectura y naturaleza verdaderamente peculiar. En el concello de Barro se han restaurado 17 antiguos molinos a lo largo del curso del Río Barosa, en un paraje modelado por la cascada de hasta 60 metros en época de lluvias. En verano el caudal del río es menor, la cascada desaparece y el verde del entorno se matiza. Pero… ¡podemos tomar un baño en las pozas naturales!

Qué hacer con niños en las Rías Baixas

 

Dentro del casco urbano de Marín encontramos el Parque de los Sentidos, una finca de más de 20.000 metros cuadrados que tiene mucho más que columpios, toboganes y rockódromos. En perfecta armonía con la naturaleza, nuestros cinco sentidos se tendrán que emplear a fondo entre figuras talladas de madera, instrumentos musicales y otros artilugios.

¿Y por qué no ser mariscador por un día? En O Grove, niños y mayores podrán calzarse las botas para ejercer de aprendices por unas horas.

 

Parque Infantil La Aldea de los Grobits (La Toja): diversión inolvidable para los más pequeños

 

Ubicado en la hermosa isla de La Toja, en la costa noroeste de España, el Parque Infantil La Aldea de los Grobits es un destino mágico que hará las delicias de los más pequeños y sus familias. Este parque temático es el lugar perfecto para pasar un día lleno de aventuras y entretenimiento en un entorno natural excepcional.

Entradas:

Para disfrutar de todas las atracciones y actividades que ofrece La Aldea de los Grobits, es necesario adquirir entradas. Los precios varían según la edad de los visitantes y la temporada del año, por lo que se recomienda consultar la página web oficial del parque para obtener información actualizada sobre tarifas y promociones especiales.

Principales Atracciones:

La Aldea de los Grobits es un lugar diseñado especialmente para los niños, donde la imaginación y la diversión no tienen límites. Algunas de las principales atracciones y actividades que los visitantes pueden disfrutar incluyen:

  1. Zona de Juegos Acuáticos: Ideal para refrescarse en días calurosos, esta área cuenta con toboganes, chorros de agua y piscinas diseñadas especialmente para los más pequeños.
  2. Aventuras en la Naturaleza: Los niños pueden explorar senderos y caminos a través de la vegetación de la isla, descubriendo la belleza natural que la rodea.
  3. Animales de Granja: La Aldea de los Grobits cuenta con una pequeña granja donde los niños pueden interactuar con animales como caballos, conejos, ovejas y cabras.
  4. Teatro de Marionetas: Espectáculos de marionetas en vivo que cautivarán la imaginación de los niños.
  5. Área de Juegos y Parque Infantil: Toboganes, columpios y estructuras de juego que garantizan horas de diversión.
  6. Zona de Picnic: Perfecta para disfrutar de un almuerzo al aire libre en familia.

La Aldea de los Grobits en La Toja es un lugar mágico donde los niños pueden aprender, jugar y crear recuerdos imborrables. Su ubicación en una isla pintoresca y su enfoque en la diversión y la educación lo convierten en una elección perfecta para las familias que visitan Galicia. Un día en este parque temático es garantía de sonrisas y alegría para los más pequeños, y una experiencia inolvidable para toda la familia.

¿Cómo llegar a las islas Cíes y Ons?

Para preservar este parque nacional existe una limitación de permisos diarios. Es necesario que obtengas con antelación la autorización a través de la página oficial.

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