Las Médulas: una visita de oro al Gran Cañón de El Bierzo

Las Médulas, al oeste de la provincia de León y en plena comarca de El Bierzo, es un paraje único en España que merece una visita de fin de semana. ¿Quieres saber por qué es Patrimonio de la Humanidad? ¿Te gustaría conocer las rutas más recomendadas y los mejores miradores? ¿Hay visitas guiadas? ¿Consejos de hoteles y casas rurales para dormir en Las Médulas? Te presentamos esta superguía para descubrir la bellezas de este paisaje transformado por la mano del hombre.

Los romanos nos han legado a golpe de derrumbe un espacio natural que todo viajero debe transitar al menos una vez en la vida. Un lugar mágico donde podemos verificar la inmensa capacidad de ingeniería de aquella civilización que todavía hoy nos parece increíble. Unas sendas muy accesibles para familias con niños desde las cuales maravillarnos del rojizo de la montaña cortada. Lagos creados artificialmente. Miradores con panorámicas de postal. Y hasta cuevas en las que los más pequeños pueden recrearse tal vez pensando en alguno de esos personajes que guerreaban contra Asterix y Obelix. Si es que quedan críos que lean hoy en día la obra de Uderzo.

Si te conformas con descubrir la esencia de Las Médulas, un día resulta suficiente para recorrer la Senda de las Valiñas y asomarte al Mirador de Orellán. Pero nuestra recomendación es que dediques al menos dos días o un fin de semana completo  para recorrer sendas secundarias y obtener nuevas perspectivas repletas de rojo y verde. ¿Te motiva encontrar la aldea abandonada de La Balouta? ¿Darte un baño o pasear por el lago Carucedo? ¿Conocer pueblos típicos como Peñalba de Santiago o Molinaseca? No te arrepentirás.Plantéate buscar alojamiento ya sea en el mismo pueblo de Las Médulas como en otras localidades de El Bierzo. 

¿Te imaginas abrir la ventana por la mañana y ver un paisaje como el de la anterior fotografía? Te queda al alcance de la mano…

Antes de acceder al paraje de las Médulas es conveniente dirigirse al Centro de Visitantes, situado a 400 metros del aparcamiento existente en la entrada del pueblo. Teniendo en cuenta que se trata de un paisaje cultural, modificado por la mano del hombre, es necesario instruirnos en cómo se modelaron aquellas mil hectáreas al ritmo de los movimientos ideadas por los ingenieros de Roma para extraer el preciado oro.

A través de paneles informativos y vídeos podemos aprender cómo los romanos sometieron al antiguo pueblo astur y se apoderaron de un yacimiento que convertirían en la mina a cielo abierto más importante de todo el imperio. Encontraremos información detallada acerca de los métodos de explotación y abastecimiento de la ingente agua que terminaron por transformar aquel paisaje montañoso en una suerte de Gran Cañón. En cierta manera recuerda al Gran Cañón del Colorado, salvando las distancias. Pero nos queda mucho más cerca.

Muy interesante resulta la visita guiada que todos los días se organiza desde el Centro de Visitante de Las Médulas. Por una módica tarifa general de 3 € recorremos en círculo los 3 kms de la Senda de las Valiñas con un guía que nos ilustra acerca de la fauna y flora de la zona. Durante las dos horas de recorrido explica con detalle la técnica del ruina montium y hasta nos puede aderezar con algunas leyendas de otros tiempos.

Las plazas son limitadas, así que en la temporada alta de visitantes hay que espabilarse para reservar a tiempo. Algunas casas rurales y hoteles de la zona cuentan con acuerdos de colaboración para simplificar -y en cierta manera priorizar- las reservas de viajeros alojados. Así que cuando contrates un alojamiento, pregunta al propietario por si te puede ayudar a obtener plaza en la siguiente visita guiada.

Ruina Montium, a por el oro de Las Médulas

Cuando observamos el agreste paraje de Las Médulas, repleto de pináculos de arenas rojizas parcialmente recubiertos por vegetación, sabemos que nos encontramos ante un lugar especial. Nos topamos con una paradoja: la humanidad destroza el medio ambiente pero lo convierte en algo bello. Una afirmación que no pueden suscribir esas miles de especies animales en peligro de extinción por nuestros actos. Y que es mentira, salvo en este caso. El derrumbe de las montañas para la extracción de oro crearon un entorno único.

El avanzado sistema que empleaban los ingenieros de Roma en aquel siglo I recibió el nombre de arrugiae o ruina montium. Consistía en agujerear el interior de la montaña con pozos y galerías sin salida al exterior, con el fin de que colapsaran de forma controlada con el llenado de agua. El torrente de lodo y piedras se derivaba a los canales de lavado donde se procedía a la obtención del oro arrojando agua limpia. Es difícilmente imaginable el coste que supuso crear tamaña red hidráulica, que tomaba el agua de las cabeceras de los ríos Cabrera y Eria a través de canales que alcanzaron los 80 kms de longitud.

Hay una eterna discusión acerca de si los obreros eran esclavos o trabajadores. En cualquier caso, el valor de sus vidas era exiguo, como atestigua el escrito de Plinio El Viejo: “Acabado el trabajo de preparación, se derriban los apeos de las bóvedas desde los más alejados; se anuncia el derrumbe y el vigía colocado en la cima de la montaña es el único que se da cuenta de él. En consecuencia da órdenes con gritos y con gestos para poner en aviso a la mano de obra y, a la vez, él mismo baja volando. La montaña resquebrajada se derrumba por sí misma a lo lejos, con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire”.

Rutas principales para ver Las Médulas

Existen seis rutas habilitadas para recorrer el Parque Cultural. La principal parte desde la carretera, al pie del Centro de Visitantes. La Senda de las Valiñas discurre por la última sección de la mina en ser explotada, sorteando las verticales montañosas supervivientes de un intenso anaranjado, superficies de matorral y grandes moles de cantos rodados (llamadas murias) que fueron acumulándose con los paulatinos derrumbes. Flanquean el camino un buen número de castaños centenarios, robles y alcornoques que se apoderaron del lugar cuando, en el siglo III, los romanos abandonaron la mina.

La Cuevona en una bocana de 50 metros de altura cuando en sus tiempos, un trabajador astur apenas cabía por ella. En sus paredes distinguimos los estratos formados en la montaña a lo largo de millones de años. La Encantada, que hace honores a su nombre con ese pequeño laberinto de galerías doradas por los haces de luz procedentes del exterior.

En los alrededores vemos un sinfín de formaciones rocosas peculiares, repletas de grutas y agujeros, que nos acompañarán en el camino de regreso a rebufo de los restos de la montaña. Por momentos parecerá que estamos deambulando por Marte.

El Mirador de Orellán, la mejor panorámica de Las Médulas

El singular paisaje de Las Médulas ha quedado inmortalizado en miles de artículos, reportajes y postales. En la práctica totalidad la foto de portada es la panorámica del parque cultural vista de pájaro (también en este artículo, somos así de originales ;). No es necesario subirse a un helicóptero o usar un dron. Basta con ascender al Mirador de Orellán y sentarnos en banco mientras nos deleitamos con esas vistas a 180 grados que perfectamente podemos incluir entre las mejores de España.
Al mirador se puede llegar a través de un desvío en la Senda de las Valiñas o bien transitando la Senda Perimetral, una ruta de 14 kms y unas 4 horas de duración que atraviesa los diferentes sectores de la mina, así como hitos relevantes como el Mirador de las Pedrices o el lago Carucedo. Los más perezosos o quienes tengan más prisa pueden desplazarse en coche y aparcar en las proximidades.
Podemos complementar tan memorables vistas con una incursión en la Galería de Orellán. Por el módico precio de 3 € nos ponemos el casco de minero y entramos en una galería romana de unos 100 metros que formaba parte de la explotación. Al final de la misma alcanzamos un balcón en medio de un corte vertical de la montaña. Los niños lo pasarán estupendamente con su casco entre las cavidades. Palabra de honor.

El atardecer desde el Mirador de Las Pedrices

Infinitamente menos conocido y frecuentado, pero encantador en especial en los atardeceres y amaneceres, es el Mirador de las Pedrices. Aquí no podrás llegar en coche y la ruta a pie es un poco más exigente, pero sin exagerar. Puedes seguir un desvío señalizado en la Senda de las Valiñas en un trayecto de unos 2 kms que discurre parcialmente junto a un hermoso bosque de castaños y madroños.
Las vistas de las vertientes norte y sur son espectaculares, sobre todo cuando el sol está cayendo en el horizonte. Se aprecia de forma nítida la huella que ha dejado cada una de las fases de la explotación minera, desde los canales de abastecimiento que han rasurado el entorno, hasta la acumulación de estériles. Un panel informativo nos ayudará a desentrañar los secretos de Las Médulas y podremos tomar un respiro en los bancos acondicionados.
Los más animosos pueden completar la llamada Senda de Reirigo por detrás del pico homónimo, donde hallamos una serie de galerías no tan espectaculares como La Cuevona o La Encantada, pero también interesantes para penetrar en ellas con linterna en mano y tal vez descubrir alguna pepita de oro que se olvidaran los romanos durante su expolio. Soñar es gratis, ¿no?

La Senda del lago Sumido y la aldea abandonada

Una ruta corta y extremadamente sencilla, ideal para completar en alguna hora muerta, es la Senda del Lago Sumido. En el mismo centro del pueblo de Las Médulas, encontramos la señalización hacia un agradable camino donde cobra protagonismo ese elemento imprescindible en las antiguas minas que apenas habíamos vislumbrado hasta ahora: el agua. Antes podemos aprovechar para ver la rústica iglesia de San Simón y San Judas, típico templo berciano con una fachada principal de piedra que da el contraste al fondo rojizo de las montañas.

En el kilómetro escaso de recorrido pasamos por dos pequeñas lagunas antes de llegar al lago Sumido, formado a partir de la canalización del agua desde las montañas reventadas para separar los estériles y extraer el preciado oro. Con suerte y en función de la temporada lo puedes ver engalanado con nenúfares. A las malas, seguro que te conformarás con la sensacional vista de Las Médulas y ese reflejo mágico en sus estancadas aguas. En el extremo del lago podemos encaramarnos a la plataforma de madera del mirador de Chao de Maseiros, desde donde podemos atisbar el lago Carucedo, el pueblo del mismo nombre y canales de evacuación de estériles.

Lo normal será dar la media vuelta y regresar por el mismo camino al pueblo, pero los más valientes disponen de un reto: encontrar la aldea abandonada de La Balouta. Sin vida desde la década de los años 70, sus casas en ruinas no son óbice para presentar un gran poder atracción, como todo pueblo fantasma. La exuberante masa boscosa que lo oculta y lo complicado de su localización, sin señalización alguna, es toda una motivación para los que les gustan emociones un poco más fuertes. Eso si no ven algún fantasma pulular por entre aquellos caseríos en demolición…

Alrededores de Las Médulas: El lago Carucedo y el castillo de Cornatel

Si es verano y tenemos ansias por darnos un baño en aguas cristalinas, el lago Carucedo es una buena elección. Impresiona pensar que sus 5 kms de perímetro y hasta 9 metros de profundidad tuvieron su origen en la avalancha de agua descendiente de las minas. Esta artificialidad entronca con la vida de las múltiples especies animales que lo habitan, como patos, cormoranes, truchas o anguilas. Un bosque de acebuches y castaños dan la nota de color e invitan a un paseo en las estaciones del año más frescas.

A pocos minutos en coche de Carucedo podemos dirigirnos en el castillo de Cornatel, erigido en diferentes fases entre los siglos IX y XVI. La construcción está bastante deteriorada y el ingreso es bastante prescindible, pero merece la pena subir a ese cerro escarpado de los Montes Aquilinos para presenciar lo inexpugnable de un castillo protegido por un barranco de 180 metros. Puedes animarte a escalar la colina a espaldas del castillo entre la frondosa vegetación, para obtener una de las mejores vistas de la comarca de El Bierzo.

Pueblos pintorescos de El Bierzo: Molinaseca y Peñalba de Santiago

Es buena idea ampliar la escapada a esta preciosa comarca de El Bierzo para paladear dos villas de excepción. Peñalba de Santiago está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, con sus calles estrechas y empedradas flanqueadas por diminutas casas de madera, piedra caliza y tejados oscuros de terraza. Los apenas 15 habitantes censados aseguran una tranquilidad total mientras nos recreamos en las vistas sobre el valle del Silencio. Eso sí, cárgate de paciencia si vas: la sinuosa carretera de acceso es malísima y tardarás más una hora en recorrer los 28 kms existentes entre Las Médulas y Peñalba de Santiago.

Más accesibles son Ponferrada y Molinaseca. La animada capital de El Bierzo destaca por el Castillo de Los Templarios cuya construcción arrancó en el siglo XII. A menos de 10 kms de Ponferrada se encuentra el encantador pueblo medieval de Molinaseca, que reúne arquitectura popular y casonas blasonadas en sus calles. Pero lo mejor son las vistas de la barroca iglesia de San Nicolás de Bari con el río Meruelo y el puente romano de Los Peregrinos (de siete ojos) como telón de fondo.

Cómo llegar a Las Médulas

Las Médulas se ubican a 425km de Madrid, a poco más de 4 horas en coche por la A6-Autovía de A Coruña. Tras el desvío en Ponferrada, hay que tomar la N-535 por espacio de 30 minutos. Esta carretera comarcal tiene algunos puntos sinuosos, pero no os preocupéis, la biodramina no será necesaria.

Las Médulas: horarios y precios

El Parque Cultural se encuentra en espacio abierto por lo que se puede visitar en cualquier momento del día o la noche. Obviamente, no existe iluminación alguna cuando cae la oscuridad así que una incursión a estas horas no es recomendable porque no apreciarás los encantos de la zona y es fácil que puedas sufrir un tropezón. El acceso es libre y gratuito.

Cómo visitar Las Médulas​

Ya habrás advertido en este artículo que, sí o sí, hay que patearse esta encantador paraje. Las sendas carecen de desniveles relevantes así que son aptas para todos los públicos. También puedes desplazarte en bicicleta. En el centro de visitantes cuentan con un servicio de alquiler de bicis.

Cuándo visitar Las Médulas

La mejor época para visitar la zona es la primavera y el otoño, cuando las temperaturas son más suaves para darnos la paliza entre senda y senda. El florecimiento primaveral y la caída de la hoja otoñal son espectáculos que no decepcionan tampoco en Las Médulas. En los meses centrales de verano puede hacer mucho calor, pero también los días son más largos para sacar horas al alba y al atardecer. Entre noviembre y febrero las temperaturas mínimas rozan los cero grados, así que tendrás que ir muy abrigado.

Qué comer en El Bierzo

Botillo típico de El Bierzo

El plato típico por excelencia de El Bierzo es el botillo, un plato  elaborado con sabrosas partes del cerdo (costilla, rabo, etc) acompañado de patatas cocidas con verdura y pimientos asados. Si encima lo acompañas de vino local, la siesta será más que necesaria.

Dónde dormir en Las Médulas

Alojamientos para grupos, apartamentos turísticos para familias, hoteles rurales… ¡Vente al Bierzo y disfruta!

1 comentario en “Las Médulas: una visita de oro al Gran Cañón de El Bierzo”

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